Los todistas son una raza en extinción: especialistas en no tener especialidades; estrategas en no tener estrategias; decididos a no tomar decisiones; carentes de vocación y el sentido especulativo de la conveniencia y la oportunidad. Seren, la señora que escribe en este blog, ha desarrollado, durante su amplio y diversificado paso por el todismo, todo tipo de diligencias laborales dignas de una pesadilla de Borges: lavaplatos, mucama, cartonera, canillita, empleada de veterinaria; barman, camarera, ayudante de sastre, vendedora ambulante, albañil, barista. Ella vendría a ser lo que en inglés se llama 'blue collar', o la gente que no tiene título universitario y desempeña tareas no profesionales. Esta mujer, como el resto de los todistas, tiene un sentido y comprensión estético mas bien ecléctico y difuso. No sabe la diferencia entre Barroco y Rococó; siempre supuso que Manet era Monet ( o viceversa ); o confunde el Art Decó con el Art Nouveau. Escribe con faltas de ortografía, se desentiende de la sintaxis, no entiende dónde van las comas; pero por otra lado, gusta de sacar fotos, martirizar relojes, ir a museos, visitar artistas y contar qué ve y cómo lo siente y experimenta. Señoras y señores, no los entretengo mas: Bienvenidos a Seren Vintage Watch Gallery

jueves, 4 de enero de 2018

La Experiencia de Mirar - Joan Miró en el Museo Nacional de Bellas Artes

Puede que la muestra que se exhibe en el Museo Nacional de Bellas Artes hasta febrero no sea lo mejor y mas exquisito de la obra del catalán. Puede que esa simplificación animal y reduccionista que Miró aplicó a sus creaciones en sus últimos años de vida no sea todo lo inspiradas ni amadas que debieran haber sido. Hasta cometeré un atrevido insulto: si lo que se va a mostrar no está a la altura de la mejor performance del artista mejor no mostrar nada. Puede que, a veces, no sea necesario armar una retrospectiva que apunte a un período de producción de un genio porque pude darse que no todo pueda llegar a ser genial, ni admirable ni cualificable.
Esa es un poco la sensación que tuve al visitar la exhibición de Miró en el Museo Nacional de Bellas Artes: pincelazos, retazos, atisbos y bordes de talento desperdigados en 50 obras que no son lo mejor, ni lo mas indentificable, ni lo mas simpático del gran catálogo de ese vanguardista por fuera de las vanguardias.
Miró fue un provocador, sin dudas. Un provocador de las formas y de las pinceladas; de los materiales y de la espacialidad. Por eso, y aún dentro de mi crítica, recomiendo la visita desde un punto de vista filosófico. No siempre se puede tener en frente a un genio y que sus obras generen extrañeza, desconcierto o asombro mas allá si son las mejores o no.

https://www.bellasartes.gob.ar/exhibiciones/miro-la-experiencia-de-mirar














    

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